Ideas con brillibrilli.

Querido diario:

En nuestro curso de docencia para la formación, las frases del día son como la purpurina; porque en el momento quedan bonitas pero luego es difícil sacártelas de la cabeza.




Yo, por ejemplo, he estado pensando en la frase de esta tarde desde que aparqué el coche hasta que conseguí llegar a la acera. Literalmente decía: "De las ideas no se vive; hay que hacer algo con ellas."  (Alfred N. Whitehead).

Quiere decir que hay cosas que no se arreglan con solo pensarlas o en las películas que creamos en nuestra imaginación justo antes de dormir, sino que además es necesario trasladarlas a la práctica bien despiertas para que cobren valor.

Me ha recordado a cuando compré una estantería del Ikea porque, en mi pensamiento, lucía perfecta para exponer libros como el de "Docencia de la formación profesional para el empleo" y, cuando fui a montarla, se convirtió en "estontería" puesto que me faltó madera y me sobraron unos cuantos tornillos. ¡OOPS!




De igual manera, no se nos quita el sueño que nos invade un lunes después de comer pensando mucho y muy bien en un café cargado de cafeína. Las ideas no sustituyen a la experiencia cualitativa de hacerlas reales, ni pueden compartirse en Instagram si no se han convertido antes en productos.




Esto también tiene que ver con la transferencia del aprendizaje, en el sentido de que los conocimientos son necesarios, pero se hace imprescindible además demostrarlos prácticamente en condiciones reales. A veces nos encontraremos con obstáculos para llevarlos a cabo tras la acción formativa, pero también podemos usar facilitadores durante la misma para saber afrontarlos.

OBSTÁCULOS

FACILITADORES
Perspectiva errónea.
Coordinación.
Desconocimiento del mercado de trabajo.
Usar datos y ejemplos reales.
Falta de tiempo.
Ofrecer muchas oportunidades para practicar.
Falta de apoyo de dirección y mandos.
Tipos de actividades y metodología.
Falta de recursos materiales.
Tipos de recursos y herramientas.
Sin transición.
Hacer reflexionar sobre la aplicación real.

Crear ayudas y recordatorios.


Con respecto a la evaluación de la formación, hemos visto que Kirkpatrick plantea cuatro niveles (como los cuatro fantásticos) que representan una secuencia coherente para evaluar las acciones formativas.




Por lo demás, hemos realizado las evaluaciones de los conocimientos teóricos que cada una de nosotras/o ya impartió en capítulos anteriores de nuestro curso. Esto no solo nos ha permitido comprobar cuánto hemos aprendido en las respectivas clases (lengua de signos española, jubilación y pensiones, emociones y autocontrol, patrones, soporte vital básico, igualdad de género, mobiliario y elementos expositivos, organización y distribución de productos, sordoceguera, educación especial, signos vitales, respiración consciente, salsa, prevención de riesgos laborales, mindfulness), sino que también nos ha ilustrado cómo se presentan los resultados de nuestro alumnado a través de Quiz Bean y Socrative.

Para la evaluación del saber hacer y de las actitudes hemos utilizado los formularios de google, que sirven para recopilar información personalizada de forma sencilla y eficiente, y pueden presentar los resultados de manera individual o en gráficas globales.

Mi actitud es que me gusta ser aprendiz de docente, pero a veces es difícil.

Porque nos quedan muy pocos días y hay muchas frases del día aún por decir.

Como, por ejemplo: ¡Enhorabuena, Alba! Imagínate que hubiera sido en el Ikea.





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